Cuando X encontró a Y

Viniendo esta mañana hacia el trabajo me ha venido a la cabeza la famosa última escena de la película de 1989 "Cuando Harry encontró a Sally" de Rob Reiner, cuando finalmente él se declara a ella. ¿La recordáis?

Te quiero cuando tienes frío estando a 21º, te quiero cuando tardas una hora para pedir un bocadillo, adoro la arruga que se te forma aquí cuando me miras como si estuviera loco, te quiero cuando después de pasar el día contigo mi ropa huele a tu perfume y quiero que seas tú la última persona con la que hable antes de dormirme por las noches. Y eso no es porque esté solo ni tampoco porque sea nochevieja. He venido aquí esta noche porque cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien deseas que el resto de tu vida empiece lo antes posible.

A mi me parece una declaración muy bonita, pero también muy arriesgada. Arriesgada por mi tendencia natural a pensar en la parte negativa del asunto. ¿Os imaginais lanzar toda esta parrafada y que luego ella os diga: "pues, lo siento, pero yo no siento lo mismo"? Sería para morirse. O tal vez no. Si aprendiera a cambiar mi forma de pensar podría llegar a la conclusión de que cuando uno expone sentimientos está hablando de sí mismo y la persona destinataria del mensaje se convierte en secundaria o "simple" receptora. Quiero decir que aunque su respuesta sea negativa uno debería quedarse satisfecho por haber sabido expresar con claridad y abiertamente sus sentimientos. Y la persona de enfrente debería entender tus sentimientos puros y respetarlos, aunque no los comparta.

Todos deberíamos tener la valentía de expresar lo que sentimos, aunque ya sé que puede resultar muy difícil. Es bien sabido que, a veces, las declaraciones de amor son peor que las declaraciones de guerra.

... seis vidas ya he quemado

y esta última la quiero vivir a tu lado ...

En audición: Antonio Flores "Siete vidas"

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