[De la serie textos prestados (XLIV) ...]
El funerario público tenía que acabar jugueteando -having fun- con el erario público, los palmesanos pagaban viajes a los allegados de sus abnegados gestores fúnebres. En la era del despotismo que se extiende de 2003 a 2007, un porcentaje abultado de dirigentes del PP decidieron saquear los caudales bajo su custodia, para satisfacer necesidades privadas. En el caso improbable de que fueran descubiertos, se restituían las cantidades sustraídas y asunto archivado. Por lo menos, Rodrigo de Santos y la expedición prostibularia al Rasputín sacaban dinero para satisfacer sus goces íntimos y personales. La Empresa Funeraria Municipal amplió el objetivo social, para incluir en la cobertura a los familiares. Vivos, según lo revelado hasta la fecha. No tenemos nada que objetar, los hijos y esposos de políticos merecen nuestra solidaridad y nuestro dinero, por soportar a gente así.
El desvío de fondos ocurría mientras la entonces alcaldesa Cirer se encomendaba a sus numerosas devociones -de las que ha hecho pública exhibición- en un templo adyacente, con lo cual queda divinamente exonerada. Hoy habla de un "error muy ocasional", porque ocurría en muchas ocasiones. No olvidamos a los implacables servicios de fiscalización de Cort, tan eficaces como los del Govern. Y dado que la burocracia se dedicaba a comprar billetes aéreos a hijos y cónyuges de cargos públicos para facturarlos a la ciudadanía, ¿a cambio de qué realizaban los subordinados estas actividades?
La concejal del PP y presidenta por entonces de la Funeraria, dice que ese procedimiento era "más práctico". Cómo no coincidir con ella, al precio que se ha puesto el transporte aéreo. Con decenas de viajes pagados al año, no vamos a preguntarnos cuándo recalaban en Palma para justificar su sueldo y atender al flujo desgraciadamente constante de cadáveres, porque los deseamos lo más lejos posible. Ahora bien, ¿cuántos billetes de cónyuges o amantes no serán nunca devueltos, al no aparecer publicados en un periódico? Buena pregunta para Cirer, si no estuviera incinerada políticamente.