Fuego en el solsticio de invierno


- Son las siete de la mañana, está todo oscuro, ¿adónde me llevas esta vez tan apresuradamente?

- ¡Ay! tú siempre queriendo saber las cosas antes de tiempo. Espera un poquito y cuando lleguemos me dices si ha valido la pena el madrugón o no.

- Espero que no me lleves a plantar otro cercis ...

- No, tonta, esta vez no es eso. Hoy no te haré trabajar, tranquila.

- Oye, ¿este no es el barrio de Sant Pere, el barrio de los pescadores?

- Sí. Lo que vamos a hacer tiene que hacerse desde aquí. Debemos dirigirnos al mirador del Baluart de Sant Pere.

- ¡Ah, ya sé! Tú lo que quieres es que veamos amanecer juntos. ¡Qué romántico!

- Bueno, más o menos, pero apresúrate que no llegamos.

Baluart de Sant Pere, ocho de la mañana. Hay reunidas unas cincuenta personas en el lugar. Ella empieza a mosquearse.

- Jolines, pensé que iba a ser un amanecer más íntimo.

- No, lo siento, esto es algo que no sabe mucha gente, pero hoy va a pasar algo hermoso en cuanto salga el sol, ya verás. Alucinarás.

- Bueno - dice ella con cara de fastidio y de sueño y de incredulidad.

De repente, el sol empieza a asomar.

- Tienes que mirar hacia el rosetón de la Catedral, hemos tenido suerte de que el día amaneciera totalmente despejado.

La Catedral está como a un kilómetro de distancia, pero el rosetón se divisa perfectamente desde ese mirador privilegiado.

- ¡Está ardiendo la Catedral! - grita ella espantada.

- No, mi amor, tranquila. Yo te lo explico. ¿Sabes qué día es hoy?

- Sí, claro, veintiuno de diciembre.

- Efectivamente, solsticio de invierno. Se dice que hoy nace el sol, porque desde hoy empiezan a crecer las horas de sol diarias. Estos días la orientación de la Catedral coincide de forma casi exacta con el lugar por donde sale el sol. En consecuencia, durante diez minutos el sol entra por el rosetón mayor de la Catedral para ir a confluir con la vidriera de poniente, la que estamos mirando, que brilla en colores rojo y naranja para conseguir el efecto de que está ardiendo el interior de la Catedral.


- Vaya, nunca dejas de sorprenderme. Ya podría el Ayuntamiento prohibir todas esas antenas que tapan la visión y, venga, apresúrate que en media hora tenemos que entrar a trabajar.

- Desde luego tú siempre tan terrenal.

... así que bienvenida a mi vida
porque me haces perder la razón ...
En audición: Modestia Aparte "Bienvenida"

1 rastro:

Sin pensárselo dos veces Anónimo garabateó:

Precioso

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