- Muy bien. Y dígame, ¿cuándo supo usted que estaba enamorado?
- Cuando sus cosas empezaron a importarme tanto o más que las mías, doctor.
- Perfecto. La señal exacta. No tema, todo va bien.
- Pero, dígame, doctor, ¿perduraremos en el tiempo?
- Mire usted, ¿acaso no pierden sus flores los almendros y vuelven a recuperarlas al inicio de la primavera? Se trata de eso, de encontrar los resortes para que tras cada problema vuelva a florecer renovado, reciclado y mejorado.
- Vale, espíritu de superación. Entendido.
- Puede pasar por la enfermera, ella le cobrará, son sesenta euros por la visita. Precio de amigo.
- Gracias doctor, yo ya sé que el amor no tiene precio.
... que no escribo una nota
desde que soy feliz ...
En audición: Joaquín Sabina "Oiga doctor"
0 rastros:
Publicar un comentario
Desde aquí puedes dejar un rastro...