Luz de cruce


- Vale, igual deberíamos habernos desviado en el cruce anterior.

Habían pasado más de diez minutos de lenta conducción cuando él admitió que iban por el camino equivocado. Ya os dareis cuenta de lo mucho que le costaba admitir sus errores.

- Te lo dije: deja de hacerle caso al GPS y hazme caso a mí. Al fin y al cabo es la finca de verano que han alquilado mis papis a donde vamos y en el mapa que me hicieron se veía claramente que era el desvío anterior.

Ella nunca se callaba. Le gustaba tener razón para poder mirarlo todo desde una posición de ventaja.

- Es que es la oscuridad esta ... Te dije que mejor salíamos el sábado por la mañana, tranquilitos, con la claridad. Pero no, claro, teníamos que salir el viernes por la noche, que la princesa no podía esperar.

- Eso ya está discutido de antes. Creí que estabas de acuerdo en que saliendo en viernes aprovechábamos más el fin de semana.

Conducir discutiendo nunca ha sido bueno, ya que si a la tensión que da el conducir en horario nocturno se unen una retahila de reproches y trapos sucios cualquier cosa puede pasar.

- Pero yo no pensé que tuviéramos que ir a lo más profundo de lo oscuro para llegar hasta la finca esta. Si parece que la carretera se vaya a terminar en veinte metros y vayamos a ser engullidos por la oscuridad. Ya ni recuerdo cuándo pasamos por la última población habitada.

- ¡Qué exagerado eres! Si vimos las luces de ese pueblito hará unos diez minutos como máximo. Además, deberías apresurarte en dar la vuelta y tomar el desvío correcto ...

- ¡Noooo!

- Sí. Me estoy haciendo pis.

- Te advertí antes de salir que fueras al baño.

- Fuí al baño antes de salir - y volviendo al tono de reproche - Pero tal vez si no te equivocaras tanto de carretera ya podría haber ido al baño hace rato. Además, parece que te esfuerces en cojer todos los baches del camino, jolines.

- Hay demasiadas curvas aquí como para dar la vuelta. No me fio. No nos hemos cruzado con un coche en diez minutos, pero seguro que me pongo a hacer una maniobra ilegal y me topo con la patrulla de la Guardia Civil.

- ¿Ves? Ese es tu problema, que eres un miedica que nunca se arriesga.

Él ya no sabía si la discusión seguía sobre su manera de conducir o sobre su vida en general.

- No te pases. Además, mucho hago yendo a pasar un finde con los suegros. No todo el mundo estaría dispuesto a eso. Y, encima, seguro que están allí tu hermano y la pija de su mujer.

- Oye, no te metas con mi hermano. La rabia que tienes es que él sea alguien en la vida mientras que tú aún vas dando tumbos sin saber a qué dedicarte.

Eso había sido demasiado cruel. Él no iba dando tumbos, simplemente, que no encontraba una salida profesional digna a sus capacidades y, mientras, iba pasando con trabajos temporales de poca monta. Si su hermano había tenido la suerte de contar con un apellido que abría puertas no era algo que se le pudiera tirar en cara a él.

- Y si tan poca cosa soy, no sé qué haces en este coche conmigo en mitad de la noche.

- Joder. ¿Que qué hago?

Él detuvo el coche. Quería escuchar la respuesta con tranquilidad. Le pareció que la noche clareaba un poco, que al no tener que ir cortando la oscuridad con el coche ésta se alejaba un poco. Tuvo la sensación de que la respuesta de ella sería bonita. No estaba nervioso, de repente, había perdido todas las ganas de seguir discutiendo. La quería tanto que era imposible seguir discutiendo por una tontería como haberse pasado un cruce.

- Me dedico, simplemente - y puso un retintín especial en esta palabra - a estar al lado de la persona a quién más quiero en el mundo, discutiendo por una tontería tan absurda que me entra la risa. ¿Porqué no bajamos un momento y damos un paseo por el prado ese para relajarnos?

La luna, con la timidez habitual que muestra ante dos amantes, intentaba esconderse entre unos jirones de nubes pero apenas lo conseguía. Las estrellas empezaron a brillar mucho más nada más bajar del coche. Ambos pensaron que se había quedado una noche muy bonita. Era como si algún pintor hubiera pintado ese cielo estrellado sólo para ellos.

Y, por supuesto, olvidaron todo trazo de la discusión anterior abrazados el uno al otro, imposibles de separar. Ni que decir tiene que, embobados poniéndole nombre a las estrellas, llegaron tardísimo a la finca de verano. Tan tarde que ella casi se hace pipí encima.

... no habrá más lunas
no habrá más sol
sólo lo que había hoy ...
En audición: Iván Ferreiro "Fotogramas"

0 rastros:

Publicar un comentario

Desde aquí puedes dejar un rastro...