Auto de fe


- Es importante tener fe y no perderla, no abandonarse a la desesperación.

Eso es algo muy fácil de decir cuando uno tiene fe. Ella tiene mucha fe. Así que aun en el hipotético caso que perdiera un poquito tendría suficiente para seguir autoabasteciéndose durante mucho tiempo.

- Creo que mi fe, a veces, flaquea.

- No digas eso. El primer mandamiento para que funcione es creérselo, darle importancia. Hay que tener fe en uno mismo y en todos los demás.

- Pues yo creo que, en caso de tener fe, debería tener fe en el poder de lo ajeno, porque en mí mismo a veces no la encuento.

Ella, en apariencia, es fuerte como una roca. Yo, en apariencia, soy tranquilo como un mar en calma. Aunque yo sé que, a veces, ella se debilita como la plastelina y yo me pongo nervioso como una anguila fuera del mar.

- No tienes que desanimarte ni tirar la toalla.

- Tú tienes mucha fe, ¿verdad? - pregunto buscando la respuesta más en sus ojos que en sus palabras.

- Yo sí. De hecho, no entiendo una vida vivida sin fe.

- Siempre se ha dicho que la fe mueve montañas, ¿verdad? - un rayo de tristeza cruza mi mente al soltar esta pregunta.

- Sí, cierto, eso dicen y yo creo que es verdad. Pero no sé dónde quieres llegar con esas preguntas.

- Es que estaba pensando que si la fe mueve montañas y tú tienes bastante fe... igual podrías mover un poquito el Teide y todos sus alrededores y acercarlo un poquito a mí.

- ¡Tonto!

Y noto que, a la distancia, me tapa la boca con uno de sus dulces besos.

... deje a mi niña, dulce abril,
entre aire de fresas y jazmín ...
En audición: El Último de la Fila "Dios de la lluvia"

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