- ¡Ser o no ser!, he aquí el problema.
- Perdón, ¿cómo dice?
- Ya sabe, la duda existencial de Hamlet. Pensé que le gustaría hablar sobre eso de camino al aeropuerto. Sabrá usted que los taxistas tenemos la obligación moral de dar conversación a nuestros clientes.
- Sí, pero siempre me habían abordado con temas más intrascendentes como el tiempo o el fútbol, de ahí mi sorpresa.
- Verá usted, yo es que soy licenciado en psicología, y aunque no me guste presumir de eso me gusta que se note en el nivel de conversación que ofrezco a los clientes. Lo del taxi sólo es una salida profesional obligada por las circunstancias de mi microeconomía casera que era ya rayana a la crisis total, pero una salida honrosa, no se crea. A parte que el taxi no es mío, sólo soy el segundo conductor.
- Me parece muy bien. Pero, si no le molesta, preferiría seguir observando el paisaje urbano por la ventanilla en vez de divagar sobre temas metafísicos con usted. He tenido un día agotador.
- ¿Sufre más aquél que espera siempre que aquél que nunca esperó a nadie? Bonita cuestión, ¿no cree?
- Disculpe, pero no llego a entenderle, la psicología y la filosofía me superan. Le digo que preferiría continuar hasta el aeropuerto en silencio.
- Como usted desee, caballero. Pero sepa usted que también poseo amplios conocimientos de temas intrascendentes tales como el fútbol, los toros, la carestía de la vida, el tiempo y similares, por si a usted le interesa una conversación liviana.
- Muy amable su ofrecimiento, pero le repito que prefiero viajar en silencio.
- ¡Ah vale! Usted es de los que meditan en silencio. Eso está muy bien. Tendríamos que aprender a mirarnos dentro antes de lanzarnos a descubrir el mundo exterior. Es algo que yo aprendí hace tiempo, claro ...
El taxista sigue hablando y hablando, pero su voz resuena ya sólo como un murmullo lejano. Por la ventanilla veo pasar personas que no conozco, edificios iguales a los anteriores, semáforos siempre en verde. Y pienso que la vida está muy difícil y lo complicado que es entender a los demás y, también, encontrar una profesión digna para los universitarios.
- Perdón, ¿cómo dice?
- Ya sabe, la duda existencial de Hamlet. Pensé que le gustaría hablar sobre eso de camino al aeropuerto. Sabrá usted que los taxistas tenemos la obligación moral de dar conversación a nuestros clientes.
- Sí, pero siempre me habían abordado con temas más intrascendentes como el tiempo o el fútbol, de ahí mi sorpresa.
- Verá usted, yo es que soy licenciado en psicología, y aunque no me guste presumir de eso me gusta que se note en el nivel de conversación que ofrezco a los clientes. Lo del taxi sólo es una salida profesional obligada por las circunstancias de mi microeconomía casera que era ya rayana a la crisis total, pero una salida honrosa, no se crea. A parte que el taxi no es mío, sólo soy el segundo conductor.
- Me parece muy bien. Pero, si no le molesta, preferiría seguir observando el paisaje urbano por la ventanilla en vez de divagar sobre temas metafísicos con usted. He tenido un día agotador.
- ¿Sufre más aquél que espera siempre que aquél que nunca esperó a nadie? Bonita cuestión, ¿no cree?
- Disculpe, pero no llego a entenderle, la psicología y la filosofía me superan. Le digo que preferiría continuar hasta el aeropuerto en silencio.
- Como usted desee, caballero. Pero sepa usted que también poseo amplios conocimientos de temas intrascendentes tales como el fútbol, los toros, la carestía de la vida, el tiempo y similares, por si a usted le interesa una conversación liviana.
- Muy amable su ofrecimiento, pero le repito que prefiero viajar en silencio.
- ¡Ah vale! Usted es de los que meditan en silencio. Eso está muy bien. Tendríamos que aprender a mirarnos dentro antes de lanzarnos a descubrir el mundo exterior. Es algo que yo aprendí hace tiempo, claro ...
El taxista sigue hablando y hablando, pero su voz resuena ya sólo como un murmullo lejano. Por la ventanilla veo pasar personas que no conozco, edificios iguales a los anteriores, semáforos siempre en verde. Y pienso que la vida está muy difícil y lo complicado que es entender a los demás y, también, encontrar una profesión digna para los universitarios.
Carlos tiene un viejo taxi
dando vueltas por el casco urbano
once o doce horas día
saca pasta para andar tirando ...
En audición: Eros Ramazzotti "Taxi Story"
Xesc
lo garabateó
Editar garabato
Punto verde
abril 2010
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