Pegado a las palabras


A esa hora del atardecer la playa se había ido despojando de visitantes, ya casi no quedaba nadie. Era el momento que ellos elegían para ir. Simplemente se sentaban en la arena y esperaban abrazados a que llegara la oscuridad de la noche. Nunca estaba de más una mantita por si a ella le entraba frío.

- Bicho aquí, aquí contra esto, pegado a las palabras te reclamo.

- ¿Qué estás diciendo?

- Es de un poema de Cortázar.

- ¿Tú lees poemas?

- A veces.

- ¿Y escribir? ¿Escribes poemas?

- Nunca.

- ¿Escribirías uno para mí?

- Te he dicho que no escribo poemas. Ya no. Así que si quieres un poema tendrás que escribírtelo tú misma.

- Vale, pero no importa ponerse tan borde.

De repente empezó a llover de nuevo. Llovía tanto que no parecía verano. Ella sabía que después de esas tardes de lluvia aún quedarían muchos días de calor, más días de playa. Tantos que una, incluso, puede llegar a cansarse. Pero por un momento se olvidó de todo eso y pensó que, en realidad, se acababa el verano. El agua le resbalaba por la cara y, al tratar de resguardarse con la manta, tuvo la sensación de que se había quedado sola.

... por el azul,
azul del cielo,
con su vestido del azul del mar ...
En audición: Jorge Drexler "Madre Tierra"


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