Él y Ella


Él se sentía como si le hubiera robado algo muy valioso al resto del mundo. En el fondo, no entendía como nadie se había percatado de que ella existía y, los pocos que con anterioridad a él lo habían hecho, no se habían apoderado de ese magnífico tesoro que ahora él disfrutaba con cierto temor a perderlo por cualquier tontería y más rápido de lo que lo había encontrado.

Ella se sentía como quien encuentra algo sin buscarlo, asombrada del simple hecho de que la providencia le hubiera llevado hasta él. Simplemente se habían cruzado sus caminos en un punto, habían intercambiado unas palabras, luego unas sonrisas, luego unos secretos y, así, lentamente, se habían ido entrelazando sus vidas.

Pero cuando estaban juntos esos pensamientos se desvanecían, pasaban a un segundo plano y se disfrutaban sin temores, fuertes sus voluntades. Entrelazaban sus manos y sus sentimientos se volvían indestructibles.

Y era en esos momentos cuando pensaban, con la ingenuidad que da el enamoramiento, que el futuro nunca se escaparía de sus manos.

Ella le pidió que la llevara al fin de mundo,
él puso a su nombre todas las olas del mar ...
En audición: Joaquín Sabina "Ruido"

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