I have a dream


Anoche tuve un sueño y aún puedo recordarlo, cosa rara, así que lo voy a compartir con vosotros.

Había llegado ya el domingo y yo me disponía a votar. Soy el primero que va a votar en mi mesa electoral, llevo mis sobres en la mano y le muestro el Documento Nacional de Identidad al Presidente de la mesa. Éste lo examina detenidamente y llega a la conclusión de que no soy la persona que pone en mi documento y no me permite votar. Mi mami está conmigo pero no dice nada. Yo me excuso diciendo que ahora tengo el pelo más largo, pero que sí soy yo. El Presidente es rotundo y no me permite depositar mi voto. Yo le pregunto que para qué iba el primer votante a intentar engañarle, pero él no se inmuta. Rebusco en mi cartera el carnet de conducir y se lo enseño, pero él sigue en sus trece. "Bueno, pues si no quieren que vote, no voto" y le arrebato los sobres electorales que no sé cómo ni cuándo han llegado a sus manos y los rompo sobre la urna. Salgo indignadísimo del colegio electoral y me dispongo a ir a un supermercado a comprar patatas. No me pregunteis porqué, sólo es un sueño. Hay uno justo al lado del colegio electoral (¿qué pasa? es un sueño y esas cosas pasan en los sueños, que está todo al alcance de la mano) pero a mí me da mala espina y voy al que hay al otro lado de la plaza, lugar que está lleno de niños jugando. Es domingo por la mañana y hace sol. Cuando llego al supermercado de enfrente y estoy dentro pienso que las patatas están más baratas en el otro y vuelvo a salir y deshacer el camino andado. Sin embargo, no sé por qué, ahora para llegar al otro lado de la plaza debo pasar por un callejón oscuro donde encuentro a un niño devorando una palmera de chocolate (a ver si os creéis que mis sueños son rectilíneos o normales) y yo le digo "tranquilo chaval que nadie te va a robar la palmera".

Y ahí termina el sueño. Ahora voy con mis razonamientos lógicos (si no, no sería yo). Está claro que el domingo hay jornada electoral y aunque no es un tema que me preocupe u obsesione en absoluto, tantas referencias en la prensa, radio y televisión me pueden haber forzado a pensar en ello. En segundo lugar ahora tengo el pelo más largo que en la foto de mi D.N.I. y alguien me dijo hace poco que si me viera con las pintas de esa foto no me reconocería, he aquí la segunda madeja de la que tirar. La compra en el supermercado viene a colación por otro momento feliz que viví últimamente, aunque lo de las patatas es inexplicable. Entiéndase bien que voy a comprar patatas, no patatillas. La plaza por donde paso me recuerda vagamente a la que había al lado de casa y donde yo jugaba de pequeño, aunque no había un supermercado a cada lado, claro. Por último, lo de la palmera de chocolate podría explicarlo refiriéndome a la cena del viernes pasado, cuando mi amiga María nos reservó a María José y a mí las dos únicas palmeritas de chocolate que había en la bolsa de pastelitos que había traido.

... ¿sabes? no me paré a pensar mientras guardaba
todas mis cosas para correr detrás de una corazonada ...
En audición: Christina Rosenvinge "Flores raras"

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