Algunas veces, al encontrarse, él le preguntaba:
- ¿Cómo está la niña más guapa del mundo? ¿Bien?
Y ella, íntimamente halagada, pero muy incrédula, evitaba contestar.
- ¿Cómo quieres que lo sepa? Pregúntaselo a ella cuando la veas.
- Vale, ¿y tú? ¿Cómo estás tú?
Y ella contestaba algo así como:
- Pues más o menos bien.
Y tras esta introducción ambos quedaban con muchos ánimos para comerse el mundo, en el ajetreo de las calles o en la paz de la casa. Él porque de verdad creía que ella era la mujer más guapa del mundo y, de paso, la menos engreída. Y ella porque, sin serlo, sabía que a los ojos de él era bella y eso le llenaba el corazón.
Y ya poco les importaba la lluvia ni el sol.
... ¡cómo huele mi niña!
a aire fresco y a sol,
a agua de mar y a romero,
a flores del amanecer ...
En audición: El Último de la Fila "A jazmín"
1 rastro:
se te echa de menos xesc
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