Otra vida


Achaqué al mareo matutino el no reconocer la ventana que tenía frente a la cama. Cerré y abrí los ojos un par de veces por instinto, pero la ventana que ayer no existía, seguía allí. ¿Y las sábanas? Estas sábanas no son las mías. Me asusté al comprobar ese nuevo dato y me incorporé en la cama de matrimonio que no reconocía. Desde la puerta del baño que yo no tenía en mi habitación llegaba el rumor de agua cayendo de la ducha. El hueco de las sábanas a mi lado delataba también la presencia de otra persona allí. La cabeza estaba a punto de estallarme.

¿Ya te has despertado, dormilón? dijo una chica morena, con una sonrisa de oreja a oreja y una toalla sujeta por encima del pecho que tapaba lo justo de su anatomía, mientras hacía su entrada en la habitación. . Apenas pude balbucear yo. Venga, vamos a la cocina, que anoche me dijiste que preparabas tú el desayuno hoy. Claro. Y mi desconcierto iba en aumento.

Me sorprendió encontrar los vasos a la primera y saber donde estaba exactamente cada cosa en esa cocina que no recordaba. Sin embargo, como soy de naturaleza dócil y fácil de conformar, llegué rápidamente a la conclusión de que una vida junto a esa morena sonriente no iba a estar tan mal tampoco.

... y al final todo gira como tenía que girar,
y al final todo acaba como tenía que acabar ...
En audición: Conchita "Tanto tiempo"

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