La rebelión del personaje


- No me parece bien lo que has hecho con mi historia, ¿con qué derecho la tiras a la papelera? ¿quién eres tú para decidir que mi historia de amor no se la iba a creer nadie?

Esto ya es lo último que me quedaba por ver, mis personajes se me presentan en sueños y me hablan, ¿me estaré volviendo loco?

- Todos los escritores sois iguales, os creeis con derecho a hacer y deshacer a vuestro antojo. Los personajes también tenemos vida y sentimientos.

No puede ser, me ha sentado mal la cena y estoy teniendo pesadillas.

- Ya he pasado la treintena, la vida no me ha dado muchas oportunidades de conocer el amor y vas tú y tiras lo que podría haber sido mi bonita historia de amor a la basura. Por una vez que empezaba a sentirme la princesa de un cuento de hadas, no me dejas.

Los personajes no hablan fuera del relato, los controla el escritor, él decide sobre sus vidas, obras y amores. Esto no me está pasando a mí. ¿Qué noche extraña es esta en que vienen las sombras de mis personajes a visitarme?

- Además, no es por ponerme coqueta ni materialista, pero había ido a la peluquería expresamente para esa cita, a parte de otros arreglos femeninos que me había hecho. ¿Y ahora qué?

Si al menos pudiera despertarme de esta pesadilla. Si mi mujer, que debe estar dormida al lado mía profundamente se moviera y me despertara. ¿Y ahora qué? mi personaje femenino me pregunta por el desarrollo de una historia que no he empezado, ¿dónde está la cámara oculta?

- ¿Sabes? en el fondo creo que tú desconoces lo que es el amor, porque si lo conocieras mínimamente no serías tan frívolo echando personajes a la papelera, como kleenex.

En vez de visitarme las musas me visitan los espíritus de los personajes que no he llegado a caracterizar. A parte de escritor frustrado soy un caso clínico. Pero ahora que me fijo, ese pelo ensortijado sí es como el de ella. ¿Porqué estoy echo un ovillo en la cama, asustado, si yo debería tener el mando de la situación? Yo soy real, ella es ficción. Esto es como un juego de espejos sin mucha gracia.

- Tal vez me puedas hacer desaparecer de tus historias, pero el amor, al final, siempre gana. Tenlo claro y la próxima vez te lo piensas dos veces cuando vayas a tirar una historia a la basura.

Y se va, desaparece tal y como ha aparecido, y no sé si lo he soñado todo o el sueño soy yo.

... que todo en la vida es cine
y los sueños, cine son ...
En audición: Luis Eduardo Aute "Cine, cine"

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