Tirarse a la bebida


Ayer por la tarde, limpiando y ordenando ese armario que hay en todas las casas decentes en el que con el tiempo se van acumulando trastos y más trastos, apareció una caja con la colección de botellines de mi papi. No sé si sabeis de qué tipo de botellines os estoy hablando, son esos que encontramos en el mini-bar de los hoteles, por ejemplo. Y no, no es que mi papi los fuera robando de los hoteles, ni que fuera un bebedor empedernido, si no que siempre que salía de viaje los buscaba en las tiendas de souvenirs para traerse algunos. Y, a veces, también caían algunas botellitas como regalo de Reyes.

Así, con el tiempo, llegó a acumular cerca de cien. En el piso antiguo estaban expuestos en el comedor, en unas repisas de vidrio que estaban colgadas detrás de una barra de bar (sí, nuestro comedor tenía una barra de bar con dos taburetes de adorno) y que nos tocaba limpiar todos los sábados: quitarle el polvo a las repisas y a las botellas una a una. Era como un rito. Bueno, no. Era una obligación. Entre los cuatro hermanos íbamos por turnos: uno el mueble grande del comedor (con todos los cachivaches que contenía, así como la mesa y las sillas), otro barrer todo el piso (mi mami prefería fregar ella por razones obvias de limpieza), otro el cuarto de baño y el cuarto el mueble bar y las botellitas.

Recuerdo que había una con un líquido color violeta que era francesa y en la botella ponía Parfait Amour. Nunca conseguimos que nuestras primas francesas nos tradujeran lo que querían decir esas palabras, no sé yo si por vergüenza (parece mentira, francesas y avergonzadas ante una frase) o qué, pero nosotros bien que sabíamos la traducción. En realidad las había de todos los tamaños y colores, unas famosas como las de J&B y otras totalmente desconocidas para nosotros que nos hacían soñar en bebidas salvajes y tropicales.

Pues bien, esas botellitas, con el traslado de casa, se metieron en una caja y se olvidaron en el fondo del armario. Ayer mi mami me preguntó si no querría llevármelas al Club y que allí se (nos) las bebieran (bebiéramos). Vaya una mami, incitándome a la consumición masiva de alcohol, incitándome al botellón. Yo le dije que no. ¿Entonces qué hacemos con ellas? Muy fácil, dije yo con mi gran capacidad de síntesis y análisis: o las tiramos o las guardamos, pero yo las tiraría porque no hacen más que ocupar un espacio y molestar.

Por descontado las botellas seguirán una temporada más en el armario dentro de su caja.

... abre un poco el corazon
deja amarte corazon
ven y sacame de este bar ...
En audición: Maná "Clavado en un bar"

3 rastros:

Sin pensárselo dos veces Anónimo garabateó:

No habías dejado tu la bebida, o solo era la cerveza para quitarte pancheta??

Sin pensárselo dos veces Xesc garabateó:

Básicamente he dejado la bebida. Que unido a que no fumo y que no ... se me hacen los días más laaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaargos.

Sin pensárselo dos veces Anónimo garabateó:

Tranquilo, respira hondo y verás como se te pasa

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