Experimentos


Se trata simplemente de esto: observar cómo tu tórax se mueve rítmicamente al compás de tus inspiraciones y expiraciones mientras estás durmiendo acurrucada en el hueco ese que se me forma en la confluencia de mi brazo izquierdo, mi pecho y mi hombro. Contar tus latidos por minuto y multiplicarlos por mil promesas de caricias. Ser feliz ante la sonrisa que se te dibuja en el rostro que indica que tu nivel de relajación es total. Adentrarme en tus sueños y hacerme protagonista de ellos, aunque para ello me tenga que infligir mil heridas que tú puedas curarme.

... y una y otra vez
la fórmula no podía fallar
pero faltaba algo más ...
En audición: Los Planetas "Canción del científico triste"

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