Ampliación del campo de batalla


Hay que aprender a planificar las batallas, es importantísimo tener un buen plan de acción para poder salir victorioso y anexionar un territorio abrupto a tus dominios.

La primera parte y fundamental es no tener prisa. Hay que ir despacio, con lentitud, asegurando bien cada movimiento. Pero igual de importante es que los movimientos sean continuos. O lo que es lo mismo, sin prisa pero sin pausa. Quedarse parado pensando en el terreno conquistado es abonar el terreno para que el ejercito defensor aumente el nivel de sus defensas. Antes de adentrarse en terrenos dificiles como bosques frondosos o el intrincado sistema de trincheras del enemigo en el que hay tan poca luz y tanta corriente hay que entretenerse en varias zonas del campo de batalla. Hay que ir ganando terreno lentamente. Así, primero los zapadores explorarán ese humedal que se divisa al norte del campo de batalla. Es muy importante que la infantería tome posiciones en él y hacer de él el campo base del resto de las operaciones. Una vez asegurado el humedal, bajando por los ríos que se divisan a los lados habría que intentar el asalto de los dos montículos desde los cuales ya tenemos ventaja en todas las operaciones posteriores porque son el mejor punto de vista del mapa de la batalla. Asegurar bien la fortificación de ambos montículos es importante, así que hay que tomarse su tiempo y dar batidas concéntricas por ellos, peinando bien toda la zona para evitar sorpresas.

Desde los dos montículos se divisa ya, al sur, el espeso bosque que guarda la fortificación principal del enemigo, pero para llegar a él hay que adentrarse primero por una planicie que parece yerma pero que esconde un oasis en el que reponer fuerzas en el camino. Como quiera que la superioridad de nuestras tropas está siendo evidente, encontramos poca resistencia en esa zona del campo de batalla. De todas formas es muy importante que las tropas atacantes se refresquen brevemente en el oasis y que recordemos que estamos a punto de enfrentarnos a la parte más difícil de la batalla en la que un paso en falso pondría en peligro toda la operación.

La forma de atacar la fortaleza enemiga es concéntricamente. Un ataque directo sobre el cuartel general enemigo provocaría la pérdida de información valiosísima del sistema de inteligencia enemiga y echaría al traste la operación en la que se intenta no solo derrotar al enemigo, si no conocerlo a fondo. Así pues hay que moverse en espirales, en círculos que vayan debilitando las defensas contrarias. Es muy importante no actuar precipitadamente ni querrer tomar el cuartel enemigo en un segundo, eso es contrapoducente pues produciría una pérdida de poder ofensivo brutal, además de causar numerosas bajas en nuestras filas (es como explosionar una bomba atómica sin apartarse un poquito antes). Hay que ir aumentando y disminuyendo el ritmo de las oleadas de nuestra infantería. En el momento en que la fortaleza esté a punto de ser expugnada es muy importante no debilitar la embestida de nuestra primera línea de infantería, si no más bien reforzarla con más efectivos que puedan asegurar la fortaleza una vez expugnada.

Si así se hace al enemigo no le quedará otra que ondear la bandera blanca y rendirse ante nuestras tropas.

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En audición: La Habitación Roja "Lo mejor que me ha pasado"

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