Y la luz se le apagó


Él le tenía pánico al fin del verano, a ese momento en que la oscuridad parece ganarle la partida a la luz. En esos primeros días se encontraba siempre mal, apesadumbrado, añorante de una luz que se va apagando, como si la felicidad se escurriera entre los últimos días de sol. Tal vez por eso no salía del coche cuando iba a recogerla a ella a la salida del trabajo, a las nueve de la noche. Ella, tan guapa siempre, aunque fuera con el uniforme de la empresa, tan radiante siempre y con esa sonrisa que se iluminaba al verle.

Sin embargo él no podía ocultar sus miedos, prefería esperarla en el coche, con la música puesta, en un mundo casi irreal, antes que en la puerta de salida de los empleados bajo una amenazante e incipiente oscuridad. Luego, más adelante, cuando uno ya es consciente de que las sombras han vencido a la luz y el invierno ha hecho olvidar todo vestigio de verano, sí. Con su chaqueta, su gorrito, su bufanda, esperarla sacando vaho por la boca y abrazarla fuerte nada más salir por la puerta, intentando hacerle más llevadero el cambio de temperatura entre la calefacción del interior y el frío del exterior a ella, siempre tan pingüina, la nariz tan fría siempre.

En los días del fin del verano ni siquiera el primer beso de ella, apasionado siempre, conseguía apartarlo de sus oscuros pensamientos. Pero ella era perseverante y, a base de te quieros y de besos, cada día, conseguía devolverlo a la vida real, mucho más clara de lo que él percibía esos días.

... 'cause nothing lasts forever,
even cold november rain ...
En audición: Guns and Roses "November rain"

1 rastro:

Sin pensárselo dos veces Anónimo garabateó:

adios xes ya no podre mirar tu blog me voy donde los sueños no regresan cuidate mucho NARIA

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