A kiss is still a kiss


Sonreíste con esperanza, con ternura, y a mí casi se me para el corazón. Si no se me paró fue porque ya no lo guardaba en mi caja torácica, estaba fuera expuesto a las inclemencias meteorológicas y, especialmente a ti. Creo que fue entonces cuando comprendí que la vida no es un tiovivo que pase dando vueltas una y otra vez por delante de ti, si no, que como siempre se ha dicho, es un tren que sólo pasa una vez y uno nunca sabe, cuando sale un tren, si por esa vía volverá a pasar otro. Así que como las cosas pasan y se van a una velocidad de vértigo pensé que había que ser valiente y decidido y comerse el miedo a quedarse solo, compuesto y sin corazón.

Mis labios estaban separados por unos tres centímetros escasos de tus finos, bonitos y delicados labios. Aunque tu cara parecía un plano hecho a una escala inmensa, uno diez mil, porque me dio la impresión de tardar una inmensidad en recorrer los trescientos quilómetros que nos separaban hasta que, al final, nuestros labios se conocieron. Al principio muy tímidamente, luego con más ímpetu. Y a mí no se me ocurrió una frase mejor que la muy manida:

- Te quiero.

Y tú no pudiste si no contestarme con otra de esas frases que nos salen cuando nos creemos el centro del universo y pensamos que nada ni nadie es más único e importante que uno mismo y que si nos muriéramos en ese mismo momento seríamos felices igual:

- Me alegro de estar viva.

Y seguimos besándonos como si todo lo importante del mundo ocurriera en el breve espacio que hay entre sus labios y los míos.

... ten cuidado sin embargo si te gusta dormir
que del sueño de Morfeo es muy difícil salir ...
En audición: Antonio Vega "Síguelo"

0 rastros:

Publicar un comentario

Desde aquí puedes dejar un rastro...