Pandillero juvenil


Una vez, estábamos varios de la pandilla hablando sobre chicas. Recuerdo que conmigo estaban Carlos, José, Jesús y Enrique. Jesús era un par de años mayor que el resto. Lo conocíamos del fútbol de los sábados. Era un buen analista, tal vez por su mayor experiencia. Carlos estaba colado por Maricarmen y nos contaba sus penas a todos. Jesús, que os conocía un poco de vista, le aconsejó que insistiera, que la tarea de enamorarla no iba a ser fácil pero que veía posibilidades futuras. Enrique tenía novia formal, nada que hacer con él. José se dividía entre Ana, con la que salía, y Encarni que era una especie de amor platónico para él. Jesús le dijo que debía quedarse con una baraja y no jugar siempre con las cartas trucadas. Conmigo lo tuvo claro desde el principio. Llegado a este punto quiero dejar claro que yo nunca había manifestado mis sentimientos hacia ti en público. Ni siquiera a Carlos o José. Pues bien, esa tarde va Jesús y dice: "Tú tendrías que intentar enrollarte con María. ¿Porqué no vas a por ella?. Si se ve a la legua que estáis hechos el uno para el otro". Estas palabras son textuales, te lo juro. Pero con un juramento de los de verdad. Sus palabras se me quedaron grabadas a fuego en el cerebro. En realidad, nadie pareció haber escuchado, sólo yo. Nadie dijo nada. Sólo fue la demostración práctica de una ley: no te preocupes de lo que los demás piensen sobre ti, porque están demasiado preocupados pensando en lo que tú piensas sobre ellos. Yo pensaba que tras esa aseveración se iba a producir un cataclismo, que todos se iban a quedar mirándome, extrañados, atónitos después de las sobrecogedoras palabras de Jesús. Pero no pasó nada más que otra pregunta de Carlos a Jesús sobre algún punto oscuro de su relación con Maricarmen. Yo no dije gran cosa, tal vez contestara con una pregunta infantil como: "¿tú crees?". En el fondo creo que pensé que tenía que blindarme mejor, porque si no iba a tener que contestar a demasiadas preguntas para mi gusto.

... alguien como yo,
sólo mira.
Alguien como tú,
sólo puede dejarse mirar ...
En audición: Christina Rosenvinge "¿Qué se siente?"

1 rastro:

Sin pensárselo dos veces Anónimo garabateó:

Eso lo he leido yo en tu libro

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