Soy el que era


Desde pequeño ya se vio claro que yo iba a ser yo. O, mejor dicho, que yo era yo. Y actualmente se verifica que yo sigo siendo el que era.

Estamos en el patio del colegio. Todos los de la clase estamos en fila esperando para saltar a la comba. Ellos van entrando cuando es su turno y ya pronto me tocará a mí. Todos muestran desparpajo y valentía a la hora de entrar. Simplemente se trata de entrar a la comba, dar dos saltos y volverse a salir, así todos nos divertimos y no se eterniza la espera. Ya es mi turno. Me estoy mareando mirando la comba dar vueltas y no llego a entrar. Los de atrás ya se están impacientando conmigo: "Ramis, ¿vas a entrar o no?". Yo, tal vez por primera vez en la vida, confundo paciencia (estoy esperando el mejor momento, claro) con miedo.

En cuanto entro a saltar apresurado por las prisas desmesuradas de mis compañeros (aún no llevaba ni diez segundos esperando) la comba me golpea las piernas y se rompe el ritmo. Conclusión número uno: soy arrítmico desde pequeño. Conclusión número dos: siempre seré un miedica y me defenderé pensando que, en realidad, soy paciente y espero los mejores momentos.


... la sangre de tu tristeza viniendo por detrás
como una novia traviesa un beso te va a dar,
un beso te va a dar ...
En audición: Gabinete Caligari "La sangre de tu tristeza"
 imprimir

0 rastros:

Publicar un comentario

Desde aquí puedes dejar un rastro...